domingo, 3 de abril de 2016


COMPAÑIA



Han pasado quince años desde que Juan la abandonó. Pero como todos los días a las cinco en punto de la tarde, Fanny dispone sobre la mesa camilla dos tazas de café desportilladas en la que hoy, además, reposa una carta sin abrir dirigida a ella, con el remite del Hospital de Santa Fe.
Sirve el té humeante y, con un leve temblor, acerca la taza a los labios, mojándolos apenas.
-Qué raro- enuncia en voz alta- ése es un hospital de terminales...
Echa la carta al fuego y, ahora sí, bebe un largo sorbo. Con voz impostada, ligeramente infantil, pregunta:
-¿Recuerdas, Juan, cuando nos conocimos? Era abril, fíjate, y nevaba.

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