COMPAÑIA
Sirve el té humeante y, con un leve temblor, acerca la taza a los labios, mojándolos apenas.
-Qué raro- enuncia en voz alta- ése es un hospital de terminales...
Echa la carta al fuego y, ahora sí, bebe un largo sorbo. Con voz impostada, ligeramente infantil, pregunta:
-¿Recuerdas, Juan, cuando nos conocimos? Era abril, fíjate, y nevaba.
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