VIVIR
Vivir
para ver, para experimentar, para sorprenderse, para escuchar, para descubrir, para
aprender, para contemplar y contemplarse, para despertarse cada mañana; vivir
para respirar, para acariciar, para olfatear, para intuir, para paladear, para
disfrutar de pequeños tesoros que producen las cosas simples como caminar entre
álamos, escuchar el sonido del silencio, o ser testigo insomne del vaivén de
las olas; vivir para reflexionar, para conocerse, para equivocarse, para aprender
de errores y madurar a corros, para caer y acto seguido levantarse y seguir,
para permitirse -cuando acecha el cansancio- un alto en el camino, para ser
mejor. Vivir para buscar, para renovarse, para atrapar los sueños, para abrazar
el chopo y, si te da permiso, tatuar un corazón en su piel centenaria, para
aprehender el aire, para ver llover, para sentir el olor de la tierra húmeda
tras la lluvia, para horadar la nieve, para gritar y gritar a los cuatro
vientos, para andar el camino que hace al caminante; vivir para amar, para confraternizar,
para comprender otros escenarios, para retornar, para descubrir que lo mejor que nos depara la
vida es la propia vida, -el mayor de los misterios-; vivir para crear, para
imaginar, para expresar las propias ideas, para dibujar palabras de aire, para contar
historias –reales o no- en voz alta, para perpetuarse según tus anhelos; vivir
para para darse cuenta de que si uno se cree grande es que es muy pequeño; vivir
para no tomarse demasiado en serio y reírse de uno y caricaturizarse; vivir
para contagiarse de la alegría de otro; vivir mirando siempre al frente; vivir
para trasmitir lo que otros dijeron; vivir para hacer eso que tú y solo tú
puedes hacer, cosas bien simples, como por ejemplo, mirar unas nubes, tocar las yemas de unos
dedos, beber en el cuenco de unas manos o pisar la belleza inconsistente de las
hojas secas y sin valor añadido que traerá el próximo otoño; vivir con el
pensamiento alto y la idea puesta en que las cosas pueden ser mejores; vivir para
elegir que camino escoger y si no hay elección -a veces ocurre- adaptarse a lo
que venga como junco verde mecido por el viento; vivir
para aprehender cada instante como si fuera el último instante; vivir para en el postrero momento de la vida saber que
has vivido; vivir para contarlo; vivir, el caso es vivir.
Vivir, el caso es vivir.
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