Quiero las palabras
Quiero
las palabras de paz,
Las
palabras de amistad y afecto,
Las
palabras de lluvia,
Las
palabras que no se desgastan por mucho que se digan,
Las
palabras sanadoras.
Quiero
las palabras azules,
-Palabras
como aire u océano
Y
esa línea imaginaria
Que
tal vez contenga, pero no sé,
El
universo todo-.
Quiero
las palabras de domingo
En
tardes interminables de la infancia.
Quiero
las palabras lúdicas,
Palabras
tipo: “Para tu próximo no cumpleaños
Te
regalaré una tarta de luciérnagas…”
Y
esas otras que hablan de bienaventurados locos
Que
ya no irán al cielo
Pero
que en cambio serán los reyes de la tierra.
Quiero
las palabras que se inscriben
en
paredes desconchadas de arrabales,
con
la intención urbana de perpetuarse
En
la memoria tórpida de viandantes anónimos y cansados.
Quiero
las palabras olvidadas
-Pretil,
alféizar, Catulo, horma-.
Las
palabras leves,
-Ola,
halo, vaho-.
Las
palabras
-Trampantojo,
sitedicenquecaí-
Que
aliándose con otras palabras
crecen
exponencialmente.
Quiero
las palabras que se resisten a despegarse de los labios,
Que
estallan en un último instante apresurado
-Sí,
calla, qué, espera un momento, escucha-
y después se quedan pegadas al oído.
Quiero
las palabras que se nombran en silencio.
Las palabras...
(Fotografía de las palabras cedida por Carmen Ruíz Mesa).
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