domingo, 19 de octubre de 2014


Tiempo de membrillos



      Regresan esos días de horas enormes y luz más intensa y dorada colándose por las rendijas de las ventanas para permanecer remolona, vehemente, casi insaciable, pareciera que le pone zancadillas a las sombras de la tarde que irremediablemente la suceden.  
Días que nos regalan recuerdos que creíamos olvidados: un paseo hacía el Molino donde discurre intermitente el río, el olor a libros nuevos, las tardes interminables en el tobogán del parque, el sonido de los enjambres de las abejas, el regusto agridulce de la lagarada tras terminar la jornada de vendimia, el olor a alcanfor de los jerseys de manga larga sacados del profundos cajones de la cómoda, o ese otro, esencial, de los membrillos...


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