Este libro de poemas cuenta la
historia de un encuentro entre dos perfiles de vida: el desgarro del tiempo que
se va y la permanente fricción en la memoria de las imágenes que permanecen.
Algo así como el vilano que perdura en el diente de león y lo que sin compasión
se lleva el viento. La poesía de Sol describe ese perfil, y lo hace en tres
ámbitos existenciales y con diferentes modos poéticos. Filamentos que se
agarran al tallo y otros que quieren prender en terreno propicio. El aire que
lo lleva es la poesía.
Un primer grupo de poemas, la
parte más extensa, se abre con una especie de indicación de la identidad de
todo el poemario en la persona del poeta y se cierra con el poema que da
significado al título y traza el hilo conductor para ir poco a poco moviéndose
por los poemas. Combina el poema corto de incitación al lector y poemas largos,
donde medita sobre temas de la niñez o sobre recuerdos dolorosos en relación
con la vida de sus padres, como la Guerra Civil.
Destacan los siguientes temas. La
infancia y el apego a todos esos objetos que viven en ella interiorizados:
pozo, árbol, sendero, cielo, nube… A través de ellos hace memoria de lo sido. La
lluvia, quizás el símbolo más repetido, se convierte en señal de dolor o de
calma, de esperanza y silencio doloroso. Ese doble uso se aprecia en “La
procesión va por dentro…” y “Llueve sobre la lluvia”. El paisaje
interior recorre toda esta primera parte bajo el ropaje de metáforas como
el patio, la casa. Intenta asomarse a ese mundo interior para servirle de
soporte en este nuevo tiempo que está viviendo. El sentido de la memoria
histórica y el mundo interior de la memoria; del primer tema están “He
buscado los huesos de mis muertos…”; “Si el caminante…”; “¿Qué puedo hacer con
esta vuelta al pasado?…” Y en
el otro sentido destacan poemas como “Vengo de un mundo de lana…”; “Veo la
niña agazapada…”; “A este rincón del patio…” Otro tema es la vida en la
ciudad bajo la metáfora del bosque. Ahí se apresta a intentar cambiar de
vida, pero sin perder las raíces. “Un día el bosque me susurró…”; “En la voz
cantarina de las limpiadoras de la oficina…” O simplemente aprender a vivir
la nueva situación creada por la pandemia, “Me traje conmigo…”
Tres ideas sobre esta primera
parte. Por un lado, el título está en la poesía “Como diente de león… “
y hace alusión a esa flor que hemos soplado tantas veces y hemos desprendido
vilanos, pero alguno se ha quedado prendido. Los poemas aluden a ese
desprendimiento que es el tiempo y la razón de ser del hombre que es su
búsqueda de la identidad en lo que se mantiene y no cambia. En segundo lugar,
la búsqueda de un lenguaje que prenda o agarre esos filamentos (vitales) y sea
el vehículo que los transporte por el aire de la memoria. Es el caso del verso
“Prestar atención al lenguaje de todos los seres vivos…” en “Un día el
bosque me susurro…” En tercer lugar,
la necesidad de leer poesía en los mismos términos que nos sitúa la poeta: nos
pide pensar como ella e indagar como lo hace ella, como es el caso de pensar lo
que habita con luz propia en cada uno de nosotros. Insiste en pensar con luz propia.
Un segundo grupo está formado por
dos manuales de ausencias. En él los poemas tienen una temática común: el valor
de la pérdida, el recuerdo de los ausentes, los que la muerte se ha llevado y
un eco especial en la valoración de la falta de luz interior (“Mi familia en
el recuerdo…”) y la ausencia de su amor.
Me gustaría hacer un inciso. Habla en “Hoy
necesito caminar entre la niebla…” de que necesita “esponjar/ eso que
algunos llaman alma,/ que no es otra cosa/ que pensamiento que por un tiempo me
habita/. Conciencia acaso.” Me pregunto qué puede significar “esponjar”. Quizás
oxigenar, quizás muestre la necesidad de solidaridad…
Y otra cosa. Yo le digo a los
alumnos que un pensamiento no expresado es un pensamiento que no existe porque
no se nombra. Y en el poema “Lo que no se nombra/ tiene forma de
cántaro por dentro/ o de urna desahuciada en el bosque…” Pues bien, nunca me
había imaginado es que lo no nombrado quepa en un cántaro o sea objeto de
atención público en una ciudad (bosque). Pero la poeta concluye ese aspecto de
la forma más poética:” …lo que no se nombra/ escribe en los renglones del
sueño/con la fuerza del agua en dique quebrado/… con lenguaje inconsciente”.
La tercera parte se titula Nubes
y es un puñado de textos breves a modo de apuntes donde perfila sus intuiciones
artísticas sobre las nubes, sus formas, su tiempo y su relación con el hombre.
Me quedo con “¿Con qué sueñan las
nuebes…?” Algunos creo que los
destina a poemas narrativos.
Me han parecido muy sugerentes y
tiernos los poemas. Temas fáciles y escritura que lenta y claramente va
llevándote donde quiere ella: al recuerdo, al mundo interior, a esa alma que
busca un lenguaje con el que darse a conocer.
Hay muchos poemas bellos. Algunos como se dice escritos para uno. Me
quedo con el que, creo, escribió para mí. Se titula “Camino inmersa en la
niebla… llevo en la mano antorchas de escarcha e hinojo y busco una luz
interior, que es mí… y un pájaro escapa”.
Y eso me recuerda que no hay otra vida, pero acaso cuando muramos nos
transformemos en vuelo.
Muy interesante.
"Tiempo de Vilano", Sol Gómez Arteaga. Edita Marciano Sonoro, 2023.