jueves, 19 de marzo de 2015


Quiero las palabras





Quiero las palabras de paz,
Las palabras de amistad y afecto,
Las palabras de lluvia,
Las palabras que no se desgastan por mucho que se digan,
Las palabras sanadoras.

Quiero las palabras azules,
-Palabras como aire u océano
Y esa línea imaginaria
Que tal vez contenga, pero no sé,  
El universo todo-.

Quiero las palabras de domingo
En tardes interminables de la infancia.

Quiero las palabras lúdicas,
Palabras tipo: “Para tu próximo no cumpleaños
Te regalaré una tarta de luciérnagas…”
Y esas otras que hablan de bienaventurados locos
Que ya no irán al cielo
Pero que en cambio serán los reyes de la tierra.

Quiero las palabras que se inscriben
en paredes desconchadas de arrabales,
con la intención urbana de perpetuarse
En la memoria tórpida de viandantes anónimos y cansados.

Quiero las palabras olvidadas
-Pretil, alféizar, Catulo, horma-.
Las palabras leves,   
-Ola, halo, vaho-.
Las palabras
-Trampantojo, sitedicenquecaí-
Que aliándose con otras palabras
crecen exponencialmente.  

Quiero las palabras que se resisten a despegarse de los labios,
Que estallan en un último instante apresurado
-Sí, calla, qué, espera un momento, escucha-
y después se quedan pegadas al oído.

Quiero las palabras que se nombran en silencio.

Las palabras...

(Fotografía de las palabras cedida por Carmen Ruíz Mesa).